-A Marcia
Eliana Pinos Navas-
Solamente unos pocos minutos en medio del pesar, la
nostalgia, la pena y ya la añoranza, para expresar el más sentido
agradecimiento en nombre de toda la familia, presentes y ausentes, a cada una
de las almas nobles que en este momento acompañan tan aciagas horas, en que honramos
la memoria en medio del dolor en la despedida desde acá, hacia lejanas tierras;
gratitud imperecedera a familiares, amigas, amigos, compañeros que estuvieron
ayer, a los que permanentemente han estado pendientes, por varios medios, del
desenlace fatal de ese camino de expiación señalado para llegar a Dios, para Marcia
Eliana, hija, hermana, abuelita, madre, esposa, compañera, amiga, hermana
política, comadre, y cuantas otras virtudes encierra en sí, una madre, y que se
desbordan más que nunca, cuando tiene que decirnos adiós.
Una de esas mujeres que, dejando atrás un país mal
gobernado, se sumó a la búsqueda de horizontes distintos en nuevas tierras, en
nuevos destinos, donde a fuerza de fe en Dios y en la Virgen María, y de lucha
indetenible, pudo sacar adelante a sus hijos, ser apoyo de sus padres, hermanos,
hermanas y familiares, paisanos y amigos que se fortalecieron con ella, en el
calor de la ausencia, y del recuerdo de sus nativos lares.
Quién cómo Marcia Eliana para ser mujer de fe, de servicio
a las cosas de la Iglesia, en el Santuario de la Virgen del Monte Carmelo, en
Jersey City; quién como ella para ayudar en la pastoral y en las múltiples acciones
de bien de esa comunidad, en el servicio a la caridad y atención a los
coterráneos enfermos y necesitados; quién como ella para su lugar de habitación,
convertirlo en centro de operaciones familiares, en las buenas y en las malas;
para mantener vivas costumbres y tradiciones de la lejana patria; donde con sacrificios
y no poco amor, concentró a todos; aún en su lecho de dolor, en sus últimos
días, cuando reunió al 100 % de su hermandad, aunque para compartir su agonía y
el dolor inenarrable de ellos y de su
madre. Se despidió de Linda Nelly días atrás, y esperó que vayan sus 2 últimas
hermanas, a las que no veía, Eugenia y Catalina, para luego de unos días de ratificarse
hermanas para siempre, decidirse partir, atendiendo ahora sí el supremo llamado…
Y en estos momentos reposa ya en el lecho frío de la
muerte, ante tantos ojos incansables en el llanto irremediable; pero que no
dudan en mirar al cielo, ante la certeza de que ya está gozando de la ausencia
de dolor, de paz, de la eterna dicha de ser con Dios, con su, y nuestra Santísima
Virgen, en el paraíso eterno.
Hace casi dos años, cuando retornó a esa tierra, a esa
patria que le acogió con sus brazos abiertos, y le llamaba para acogerlo en su
regazo para siempre, se despidió también de nosotros, sabiendo que quizá era el
adiós final; las manos levantadas no fueron como en ocasiones anteriores;
tampoco sus y nuestras lágrimas, ante la denunciada presencia de la enfermedad
temible.
Y así acaba de irse, de volar al cielo nuestro familiar
querido e inolvidable; dejándonos con el frío de su partida los más gratos e imperecederos
recuerdos, de tantas cosas a su lado. Mujer buena, sencilla, hacendosa, en esta
hora en que con los tuyos, allá en el destierro, y en esta tu tierra de origen,
hoy te evocamos, y nos hemos reunido para elevar juntos oraciones al bendito
Dios, te aseguramos que te hacemos falta, que sentimos la distancia de tu entrañable
voz, de tus abrazos cariñosos, de tus manos generosas, de tu espíritu y tu fe inquebrantables.
Desde esta distancia, te decimos, te digo, Marcia Eliana,
que hoy el Supremo Hacedor ha querido llevarte a su lado, para premiarte por
tanto esfuerzo, tanta vida dada, y tantas buenas obras; nos toca entonces, me
toca despedirte, como lo hicimos siempre, despedirte en el recuerdo de tu
querida presencia en nuestras vidas, que nos reconfortará; y decirte un adiós postrero,
elevar juntos a Dios una enésima oración, con el corazón acongojado y el dolor
a flor de piel; pero queremos asegurarte asimismo, que te tendremos presente en
todas las cosas, en todos los instantes, y que sentiremos tu amor, tu presencia
amable; tus bendiciones y tu amor desde el cielo, desde donde has de continuar
guiándonos en nuestro paso por este mundo, camino a ese día en que volveremos a
encontrarte, a abrazarte con el inacabable cariño de siempre; nueva embajadora
nuestra en el cielo, nuevo ángel de la Corte Celestial. Te decimos desde acá, gracias,
mil gracias por todo Marcia Eliana Pinos Navas; adiós por ahora, adiós, hasta
luego, hasta siempre, hasta nunca, hasta toda la eternidad, te vas llevándonos
contigo en tu mente eternal, y te quedas acá en nuestra alma, en nuestras
oraciones, en nuestro corazón.
ADIÓS
ADIÓS
PD: Marcia Eliana fue mi estimada 2da. cuñada, de 8, mi comadre; falleció a los 56 años de edad, tras un cáncer fulminante, el martes 30 de julio de 2019, en Jersey City, N.J., EE.UU. Esta despedida la pronuncié en Azogues, su ciudad natal, ante capilla ardiente levantada, tras una Misa de Cuerpo Presente celebrada la tarde del miércoles 31.
Bolívar Delgado Arce
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