sábado, 30 de mayo de 2020

PASÓ EL TIEMPO


En tu parcela sembré los más verdes
arbustos y lo mejor de mis flores,
las aboné con pasión, sueños
y esperanzas,
desvié hasta allí mansos
y claros riachuelos y agua lluvia,
y las protegí de vientos y tormentas;
de tus rondas y visitas
vi las huellas… aplaudí para mi…
y vi brotar capullos y profusos pensiles.
Y siendo de mi siembra afanosa
nunca pude alcanzarlos,
un tapial imperceptible
pero franco, más que pétreo
muy a tu pesar, lo sé,
habías levantado en tu entorno;
y me sonreías y me abrazabas
desde el otro lado, en distancia
que venció al tiempo
y le llamó, perdido.
Encinas y enredaderas ocultaron
nuestras sombras
y destinos que pasaron
que irremediable también huyeron
con las horas, con los días;
y no fueron más jardín a tu imagen
ni a tu nombre, esos ramilletes
de vida y encanto,
fueron solo tristes manojos  
de flores perdidas,
marchitas y predestinadas
para ser ofrenda
de un camposanto.


                 Bolívar Delgado Arce

viernes, 22 de mayo de 2020

POEMAS PARA TIEMPOS DE PANDEMIA

       EL TRASATLÁNTICO  (Léase Ecuador)

Señores:
el trasatlántico se hunde
mucho pesa la angustia sobre el agua.

Desde mi camarote de tercera
sudando tinta os aviso.

Hay un hueco nadando hacia el desangre.

Pronto
la ola más grande del mundo
nos tragará por necios.

No habrá un valiente pescador
que nos rescate.

Ni un Noé que nos construya
una cápsula a prueba de naufragios.

Señores:

Yo no tengo médico de cabecera
ni día fijo
ni nada fijo

No me gusta.

Pero amo la vida como pocos.

El Trasatlántico se hunde.

Pero ustedes se ríen como locos.

Y en el mar
también los tiburones.


                         Ana María Iza
                          (Ecuatoriana)



            SUMARIO

Tomo nota de la gente que corre
y nadie la persigue,
de sí misma se corre sin poder esconderse
ni alcanzarse
!Pobrecita!

Llueve
las casas paradas en su sitio
también corren por dentro,
también llueven por dentro,
también ricas o pobres son todas pobrecitas.
A donde irán los perros cuando llueve,
a veces los he visto con abrigo.
Los faros de los carros me hacen guiños,
tal vez porque camino en contravía.
Alguien me pide la hora:
"No uso reloj", le digo
!estúpida! me grita:
Yo le creo.

                         Ana María Iza


             
               LA DEUDA

Es que en la operación algo está mal,
es que no aprendí bien
o es que, por el contrario,
la vida nunca a mí me dio esa clase;
pero, si se dividen entre pocos
un país suficiente para todos,
un Ecuador entero,
múltiplo nacional,
dividendo abundante,
no entiendo por qué tienen que prestar,
arrastrar y prestar
arrastrar y prestar
para que solo a ellos les alcance.

                        Antonio Preciado Bedoya
                                 (Ecuatoriano)

sábado, 16 de mayo de 2020

POETA INVITADO: PABLO NERUDA

                AQUÍ TE AMO

Aquí te amo.
En los oscuros pinos se desenreda el viento.
Fosforece la luna sobre las aguas errantes.
Andan días iguales persiguiéndose.

Se desciñe la niebla en danzantes figuras.
Una gaviota de plata se descuelga del ocaso.
A veces una vela. Altas, altas estrellas.
O la cruz negra de un barco.
Solo.
A veces amanezco, y hasta mi alma está húmeda.
Suena, resuena el mar lejano.
Este es un puerto.
Aquí te amo.

Aquí te amo y en vano te oculta el horizonte.
Te estoy amando aún entre estas frías cosas.
A veces van mis besos en esos barcos graves
que corren por el mar hacia donde no llegan.
Ya me veo olvidado como estas viejas anclas.
Son más tristes los muelles cuando atraca la tarde.
Se fatiga mi vida inútilmente hambrienta.
Amo lo que no tengo. Estás tú tan distante.
Mi hastío forcejea con los lentos crepúsculos.
Pero la noche llega y comienza a cantarme.

La luna hace girar su rodaja de sueño.
Me miran con tus ojos las estrellas más grandes.
Y como yo te amo, los pinos, en el viento,
quieren cantar tu nombre con sus hojas de alambre.



De: "20 Poemas de Amor y una Canción Desesperada"
       (POEMA 18)




viernes, 8 de mayo de 2020

UN SALUDO DE ADMIRACIÓN, GRATITUD Y CARIÑO A TODAS LAS MADRES DEL MUNDO


     DOCE ROSAS PARA MAMÁ


En tu vientre fulgor de trino y canto
me fue dada la cuna más mullida
que cualquier mortal para sí querría
mas, tú lo hiciste para mí, dulce madre mía.

De tus venas el torrente enfebrecido
aligeró en sino la mítica simiente
que irrigó mis campos en vital porfía
cuando de un latido fueron dos, desde aquel día.

Tu vida, cofre sencillo de batallas duras
salpicó en gotas repetidas de nuevas existencias,
¡ay!, de vaivenes turbulentos, de sueños y penurias;
con temple, sacrificios, y glorias pasajeras.

Y enfrentando al peligro de la existencia
fueron tus brazos barrera infranqueable
que en cuidados prodigados me mecieron
y me enseñaron los misterios de la vida.

Nunca vi remisas tus manos, madrecita
para dar caricias, disciplinar mi pelo,
elevar la oración diaria, prodigiosa
que la fruta, el pan y la bendición ponían.

Y mientras los días me despertaban a la vida
fue tu amantísimo regazo fortaleza,
puerto de partida de mis sueños
y bálsamo de amor en mis tristezas.

Las cruentas estaciones del áspero camino
las dulces mieses de la humildad y la nobleza
por tus ojos hermosos mil veces remojados,
aprendí a ver, y a Dios, y a la pobreza.

La tierna sonrisa de tus labios, la palabra que no olvido
ni en sueños, que me animan madre mía,
dulcifican y regañan al nombrarnos
perpetúan mi nombre y el de mis hermanos.

Tu frágil figura, sencilla, bien amada
llenó de luz y alegría mi existencia,
tierna silueta que por siempre está en mi senda
brindándome amor, ternura y compañía.

Tu nombre se hizo eco más allá de nuestro alero
símbolo de unión, atadura, envolvente signo,
verde aroma y lozanía de fruta madura
estandarte imbatible en nuestro camino.

Y, tu pelo negro que no era ensortijado
que cubrías en la iglesia con una mantilla
fue acumulando años y trocaron su color,
indetenibles, postrimeros, para el más cruel dolor.

Y así, ¡oh madre!, fe, ternura y corazón
por tu entraña, brazos, sangre, vida; por tu ser,
eres fuente, cima, monumento y canción
y te llevo infaltable, convertida en oración.


                                          Bolívar Delgado Arce

 (Inédito)

domingo, 3 de mayo de 2020

LOS HERALDOS NEGROS

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé!

Son pocos, pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
 o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!

                                                 
                                                    César Vallejo
                                                          (Perú)

De: "Antología Poética Hispanoamericana"

(Poesía reeditada en tiempos de Pandemia)...

viernes, 1 de mayo de 2020

SALUDO AL TRABAJADOR DE TODO EL MUNDO

1 DE MAYO



OBREROS

Tensión de músculos
y jolgorio de neuronas.
Abejas de húmedas
frentes y manos construyen
inquietas babeles sin nombre.


    Bolívar Delgado Arce
De: "Ventana de Instantes"