sábado, 24 de septiembre de 2022

LID

A vencer avatares me han condenado

siendo más enhiesto cuando ya vencido,

con los puños cerrados he enfrentado

y con una sonrisa me he erguido.

A caer y levantar me han enseñado

los duros reveses que me han herido

cuando los fracasos me han señalado

que no serán, no son, ni han sido.

Que las lágrimas solo están, he resuelto

para amasar el polvo del desierto

pócima infaltable para la senda

para agilitar el paso en la contienda;

seguiré en la lid, nada me arredra

como la gota frágil que horada la piedra.


                             Bolívar Delgado Arce

lunes, 19 de septiembre de 2022

CORDIAL INVITACIÓN

SALUDOS AMIGAS Y AMIGOS DEL BLOG.

ESTÁN CORDIALMENTE INVITADOS A SINTONIZAR Y SER PARTE DE ESTA GRAN PROGRAMACIÓN.
ANUNCIO QUE, EN MEDIO PROGRAMA, ESTARÉ DANDO LECTURA, Y ESTRENANDO UNA COMPOSICIÓN POÉTICA MÍA, DEDICADA A LA MÚSICA,
SU TÍTULO:

"DIVINA HEREDAD"


 

lunes, 12 de septiembre de 2022

ORACIÓN

Tata Dios: yo no dudo que siás juerte;

que gobernés vos solo tierra y cielo;

que a tu mandao se apague´l rejucillo

y se amanse´l más potro de los vientos.

 

No dudo que haygas hecho esas estreyas

que sirven de candiles a los sueños,

y p´aliviar el luto de las noches

priendas la luna en su reboso negro.

 

No dudo que siás vos el que le puso

al colmiyo´e la víbora el veneno;

el que afiló las uñas de los tigres

y le dio juerza´l pico de los cuervos…

 

Pero dudo ´e tu amor y tu justisia,

pues si juera verdá que sos tan güeno

no te hubieras yevao aquella vida

qu´era pa mi más grande que tu cielo.

 

Vos sabé, tata Dios, como la quise.

Ella jue´l sol que amaneció en mi pecho.

Por eya tuvo primavera mi alma

y echaron alas mis mejores sueños.

 

Eya era linda como las mañanas

cuando dispiertan yenas de boyeros;

alegre como el ruido ´e las colmenas;

graciosa como el´unco ´e los esteros.

 

Y era tan güena, tata Dios … Tan güena…

 Nunca un rencor se cubijó en su pecho.

Pa tuitos tuvo un corazón sin trancas,

rebosao de ternuras y de afetos.

 

Y creyó siempre´n vos; tuitas las noches

s´endulzaba en su boca el padrenuestro,

mientras su almita ´e pájaro aletiaba

ofertándose entera en cada reso.

 

Y tuviste coraje pa matarla.

No pensaste que yo también jui güeno,

que no meresco este dolor que sangra

la herida siempre viva ´e su ricuerdo.

 

¿Cómo no viá dudar de tu justicia?

¿Cómo viá crer que tengas sentimiento

si vos provalecido de tu juersa,

nos quitas siempre lo que más queremos?

 

¿Pa qué nos diste corazón, entonce´?

¿Pa qué nos exigís que siamos güeños,

si  nos encariñás con este mundo

y en él ponés nomás que sufrimientos?

 

¿Cres que consuela tu promesa ´e gloria?

Si aquí and´hemos nacido, ande queremos,

nós negás el derecho é ser dichosos,

no sé pa qué nos va´servir tu cielo.

 

                                   

   Serafín J. García

        (Uruguayo)

 

 

 

lunes, 5 de septiembre de 2022

MEMORIAS

                 (Fragmento)

Cuando volvamos, alma, no seremos
como ahora los mismos. Nuestros rostros
ya vestidos, nuestro dolor oculto.
Nuestra memoria como brizna nívea
que nos quemó la mano adolescente,
-la diestra, en esa vez, predestinada
para la espina que se desconoce-

Recuerdo de unas barcas desveladas
sin anclar en orillas imperfectas,
con la esperanza de un periplo cierto
y el amor imprevisto de una rada.
En la faz niña, besos que secaron
la ruta de la lágrima
y cuentos de vencer a la tristeza,
a la sombra del miedo de la estancia:
conseja que adormece a los infantes
como aquella en que pasan los enanos
con su ilusión forzuda de gigantes
o el león de la cola figurada
o el ojillo en que duerme la montaña
de su gris corpulencia el elefante...

Entre el mar y la tierra abren los pasos
del hombre su destino y su distancia
y volviendo de ayer, parece un cuento
lo que trajimos y lo que dejamos.

La realidad pasada es como un viento
para cuya medida fue la rosa
más breve que el soplar de su carrera
y en cuyas manos de suelto tacto
perdiéronse las cosas, nombres, ríos.

Arqueólogo recuerdo encuentra ahora
entre las viejas hojas amarillas
cadáveres de letras, polvo ciego
de impalpables fantasmas de otros días
y en el cambio que sufren las heridas
cicatrices de viajes y de olvidos.


                                  Augusto Arias 
                                   (ecuatoriano)

De: "Poesía"