sábado, 3 de julio de 2021

SOLEDAD INTEMPESTIVA

A veces me inunda la soledad, 
pareceré un árbol del desfiladero 
que solo testimonia el arroyuelo 
en el chasquido de la vida. 

 A veces quedo a solas y en tal calma 
que debo parecer un banco olvidado
 entre las hojas del otoño 
en la ventisca de la tarde nublada. 

 Un ave entumecida en la rama pareceré, 
cuando empieza a llover 
y envuelve a la última hora la penumbra
que re envía a dormir a los luceros. 

Pastor me siento de las mariposas 
noctámbulas que liban viejos y nuevos 
pero profusos aromas de flores 
puntuales y también nocturnas. 

 Así me siento a veces, abeto 
ciprés, arce, abedul entumecido 
entre el rocío helado y el intermitente rayo, 
del nuevo sol rompiente. 

Trashumante silueta de calles oscuras 
de tiritantes piedras alineadas 
y brillantes por la lluvia y mortecina 
luz de una ventana vieja. 

Y tanto así que, parezco al último 
paraguas empapado que alberga 
en la noche sombría, el eco de los pasos 
de dos siluetas juntas, y a prisa. 

Sí, a veces me siento un velero 
en lento vaivén, sin sur ni norte 
con la cuerda atada a un arbusto 
frente a la línea azul del horizonte. 


            Bolívar Delgado Arce


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