ha arrancado
tus banderas,
en la soledad
de estas playas,
la dulce
sensación de aún estar viviendo
y muriendo al
mundano estruendo y vocerío.
Nada como
volver a saber
del llanto
primero de un niño
la azulada luz
de la nueva aurora,
diamantinas
gotas de agua en las hojas
y el olor de
tierra limpia tras la lluvia.
Nada como un
jirón
de brisa en el
estío
aroma de fruta
recién mordida,
goteo de nieve
derretida
primer beso
melífero imborrable,
durazneros
floridos en octubre,
chispoteo
del agua en las rocas;
abrazo del
adiós, y más, del reencuentro,
reposo en los
brazos y regazo de pasión
tormenta y
torbellino, dulcísima fatiga.
Nada como la
cadencia vital de una poesía,
oración
musitada en ancianos labios,
fiesta de
pájaros del poniente
en el acogedor
y tupido follaje
o una guitarra
rompiendo la noche.
Nada como saber
del renovado
viento en vela,
vendimia y
fructífera siega
candor de fruta
fragante,
madreselvas,
viento y hojarasca;
promesa, canto
y pasión
manos juntas,
labios temblorosos de amor;
himno, libro,
copa, puerto
sol y sombra
ola, paz.
Bolívar Delgado Arce
(Inédito)
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Valoraré en sumo grado su inteligente como generosa referencia a este blog.