por las mismas olas
en este lado de la isla, amanecimos
sin poder sentirnos.
Nos llegó otra vez el sol
y nos descubrió cercanos,
y nos descubrió cercanos,
bajo el mismo cielo
los mismos luceros
escuchando el raudo despertar del mar.
Anoche mi sueño
cuando se despidió del tuyo,
mi atormentado corazón
entre pálpitos
como al mirar tu figura
cimbreante cual palmera
en las arenas blancas,
siguió sintiendo ansias
navegando en sus anhelos
compartiendo con tu aliento
la salinidad de la playa
y el aire yodado en los pulmones,
cuando mis manos
ávidas por asir tus manos, tu talle
cabalgaban inquietas
mientras mis ojos te miraban
con pasión, y con los tuyos
profundos, también compartían
la misma línea azul del horizonte.
Y así se fue la noche, y otra...
nuestras mentes quizá
persiguiendo el mismo sueño,
y las horas de penumbra cósmica
y el cercano ruido del mar
se quedaron besando las arenas,
recortando los instantes
que separaban nuestros lechos,
y los labios susurrando nuestros nombres.
La noche costera, un faro
la luna y las espumas
amanecieron como un barco ciego
buscándonos, persiguiendo aún
despertando, acariciando
y acrecentando esta espera
que no es de estas solas noches,
ni de esta playa blanca
ni de esta isla donde
se me dio de nuevo
admirar tu cuerpo de encanto,
reír tu risa y otra vez
ceñir por instantes tu cintura.
Bolívar Delgado Arce
(Inédito)
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Valoraré en sumo grado su inteligente como generosa referencia a este blog.