domingo, 23 de octubre de 2022

LA ISLA

Rodeados por el mismo mar
por las mismas olas
en este lado de la isla, amanecimos
sin poder sentirnos. 

Nos llegó otra vez el sol
y nos descubrió cercanos,
bajo el mismo cielo
los mismos luceros
escuchando el raudo despertar del mar. 
 
Anoche mi sueño
cuando se despidió del tuyo,
mi atormentado corazón
entre pálpitos
como al mirar tu figura
cimbreante cual palmera
en las arenas blancas, 
siguió sintiendo ansias 
navegando en sus anhelos 
compartiendo con tu aliento 
la salinidad de la playa 
y el aire yodado en los pulmones, 
cuando mis manos 
ávidas por asir tus manos, tu talle 
cabalgaban inquietas 
mientras mis ojos te miraban 
con pasión, y con los tuyos 
profundos, también compartían 
la misma línea azul del horizonte. 

Y así se fue la noche, y otra... 
nuestras mentes quizá 
persiguiendo el mismo sueño, 
y las horas de penumbra cósmica 
y el cercano ruido del mar 
se quedaron besando las arenas, 
recortando los instantes 
que separaban nuestros lechos, 
y los labios susurrando nuestros nombres. 

La noche costera, un faro 
la luna y las espumas 
amanecieron como un barco ciego 
buscándonos, persiguiendo aún 
despertando, acariciando 
y acrecentando esta espera 
que no es de estas solas noches, 
ni de esta playa blanca 
ni de esta isla donde 
se me dio de nuevo 
admirar tu cuerpo de encanto, 
reír tu risa y otra vez 
ceñir por instantes tu cintura. 


           Bolívar Delgado Arce 
                       (Inédito)

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