Yo no esperaba nada aquí
mi
alma nunca nada espera
si
me detuve en este recodo
fue
nada más para reposar,
no
estuve aquí para ver a nadie pasar
y,
como tantas cosas pasan
como
la aurora y el ocaso
como
pasan los pájaros y el invierno,
lo
hiciste tú a paso lento y vacilante,
en
solitarias y heladas tardes,
siguiendo
la senda te he visto
llevando
a cuestas atadijos
efímeros
sueños, cantos detenidos
o
polvo de estrellas quizá.
Has
de saber que, como otros días,
como
tantos, innumerables
estás
yendo en otra dirección
en
lluvia y por fríos pedregales
en
sol y trino, madrigales;
yo
no iba ni voy por tu camino
estás
tú en contravía.
Los
días se suceden uno a uno
nuevas
hojas cubren a otras
arruman
mudos calendarios;
si
volvieras por aquí a pasar
me
encontrarías de nuevo,
siempre
estoy aquí, por donde rondas,
esta
es mi senda construida con halagos
caídas
y otros empeños,
este
es mi recodo elegido
desde
aquí oteo el níveo horizonte atardecido
y
la escarchada hierba amanecida;
si
por cierto te detienes,
me
verás y te veré tan solo
mirarte
pasar nada más.
Estoy
aquí sembrando paz e ilusiones
antes
de la marcha reemprender;
has
de saber que me detengo
cada
vez, solo a sembrar y vendimiar
verdes
ilusiones, dulces cañas
uvas
maduras de viejos robles,
nuevos
y frondosos arbustos,
de
esperanzas y poesía.
Bolívar
Delgado Arce
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Valoraré en sumo grado su inteligente como generosa referencia a este blog.