Luego
de que con la bendición del Niño Dios, no acabamos todavía de vivir las
alegrías, la paz y la confraternidad de la dulce Navidad 2019, familiares y
parientes gratamente aquí presentes, en esta casa de cálida compañía, desde
donde transcurrimos nuestras vidas, asistimos en esta hora inefable y hasta
cierto punto incomprensible y mística, cuando el planeta Tierra ha dado una
vuelta más a su órbita imaginaria, y hemos despedido a una etapa más de nuestra
vida, para en estos instantes dar la bienvenida a otra época, a otro número, a
otro nombre, a otro año más, el 2020.
Enero
acaba de llegar en alas de vientos renovados, esperemos sean de alegría, de
amistad, de más unión familiar y social, que venga con un equipaje lleno de
esperanzas y buenas nuevas; con una copa llena de salud, de bienestar, de
sueños y anhelos posibles y susceptibles de plantear, perseguir y luchar hasta
alcanzarlos. Así, queridos familiares y amigos, con nuestros espíritus
rebosantes de gratitud a Dios, de optimismo y de los mejores augurios,
posibilitemos e impulsemos para que estos sentimientos sinceros y fraternales,
cimbren los aires y nuestras almas, que sigan haciendo repiquetear miles de
campanas en nuestros pechos, como en todo el mundo, que siembren semillas de
paz, de solidaridad, de dulzura, de amor, durante este año nuevo que estamos
iniciando, y se arrullen en nuestras mentes y en nuestros hogares, como lo
expresamos en aquel luminoso momento del anuncio del nacimiento del divino
Jesús, pocos días atrás, y ello trascienda a los más apartados e ignotos
rincones en todo el mundo y, sobre todo en el mejor lugar de nuestro corazón.
En esta hora, que la mano del eterno
Dios de bondad, cual varita mágica, nos toque y nos haga artífices de nuestros
propios destinos en esta nueva jornada, y con toda la fuerza espiritual de
quienes hacemos el primer brindis de Año Nuevo, podamos ser luz, nueva guía,
cada uno de nosotros una estrella muy brillante, muy intensa en esta noche, y
desde este primer día asumamos este instante hermoso e irrepetible, como
anuncio de un año de buenas nuevas, consecuciones y éxitos inacabables en todo
sentido, para cada uno de los presentes, y ausentes.
Que
el divino Niño Dios les y nos bendiga a todos, hoy, mañana, y siempre.
¡FELIZ AÑO NUEVO!
¡FELIZ AÑO NUEVO!
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Valoraré en sumo grado su inteligente como generosa referencia a este blog.